Observar cómo el aprendizaje iterativo y la adaptación contribuyen a la Gestión Integrada del Paisaje

El progreso puede requerir una ruta serpenteante en entornos políticamente sensibles, ecológicamente importantes y operativamente desafiantes. Las experiencias recientes de nuestros paisajes en América Latina y el Caribe ilustran cómo el aprendizaje adaptativo ofrece un camino a seguir.

En los últimos meses, el Componente Central del LFF en América Latina ha estado colaborando con las iniciativas financiadas por la UE la Gestión Integrada del Paisaje (la GIP) para comprender mejor cómo funcionan en la práctica las diferentes dimensiones de la GIP , en particular el aprendizaje iterativo y adaptativo.

El aprendizaje iterativo y adaptativo son características clave de las iniciativas eficaces de la GIP. Esto se debe a que los paisajes son sistemas socioecológicos altamente complejos y dinámicos con elementos múltiples y dinámicos que interactúan y un alto grado de incertidumbre sobre cómo evolucionarán.

«Un sistema socioecológico es un sistema integrado de personas y naturaleza, en el que los componentes ecológicos y sociales son interdependientes y coevolucionan mediante retroalimentaciones».

Elinor Ostrom, 2009

Como describimos en nuestra directriz Paisajes en la práctica, el aprendizaje iterativo es un proceso continuo y cíclico de aprendizaje a través de la acción, la reflexión y el ajuste. Implica poner a prueba ideas o estrategias, observar los resultados, recabar opiniones y, a continuación, perfeccionar los planteamientos en función de lo aprendido. En lugar de seguir un plan fijo, el aprendizaje iterativo permite la adaptación a lo largo del tiempo, sobre todo en entornos complejos o dinámicos. Sin procesos de aprendizaje iterativo, las iniciativas pueden caer en la trampa de la planificación estática y las soluciones tecnocráticas de arriba abajo. Este proceso de identificación de las mejores prácticas y de mejora a lo largo del tiempo se describe a menudo como un enfoque de «aprender haciendo».

Para animar a los proponentes de la GIP a reflexionar sobre el papel del aprendizaje iterativo y adaptativo en su trabajo, el equipo del LFF ha estado facilitando actividades de reflexión con estos profesionales de la GIP, apoyándoles mientras aprenden de sus propias experiencias.

La facilitación ha incluido intercambios en grupo, talleres, debates bilaterales e intercambios entre homólogos de distintas regiones.


En noviembre de 2024, el Componente Central organizó un seminario web de aprendizaje iterativoque reunió a colegas de múltiples proyectos de la GIP, entre ellos Paisajes Andinos (Ecuador), Mi Biósfera (Honduras), el Proyecto OECS-la GIP (Organización de Estados del Caribe Oriental) y Paisajes Sostenibles (Colombia).

Esta reunión se centró en el intercambio de conocimientos y el diálogo entre los profesionales de la GIP de la región para poner de relieve soluciones y enfoques prácticos para el aprendizaje iterativo y fomentar la reflexión sobre la gobernanza, la institucionalización y la participación de las partes interesadas para la gestión adaptativa.

Los socios del LFF hicieron hincapié en el papel fundamental que desempeñan las asociaciones intersectoriales en el avance de los resultados de los paisajes sostenibles. Los ponentes subrayaron que crear y mantener estas asociaciones -especialmente entre gobiernos, comunidades y ONG- no siempre es fácil, sobre todo en medio de contextos políticos y financieros cambiantes. Sin embargo, es precisamente este espíritu de colaboración el que permite un impacto a largo plazo, y los enfoques paisajísticos son, por naturaleza, inversiones a largo plazo.

Khalil Walji, representante del Componente Central del LFF, señaló: «A través de nuestras Misiones Conjuntas de Reflexión y Aprendizaje, hemos visto de primera mano cómo el aprendizaje colaborativo puede conducir a mejoras significativas en los esfuerzos de restauración de la tierra.»

Los participantes intercambiaron nuevas ideas sobre estrategias innovadoras para reforzar estas alianzas, como los modelos de gobernanza participativa y las iniciativas de capacitación, destacando en última instancia el papel esencial de la cooperación para impulsar resultados sostenibles en la gestión del paisaje.

El seminario web puso de relieve la estrategia del LFF de fomentar la colaboración entre proyectos para mejorar las prácticas y los resultados aprendiendo unos de otros.

Un hilo común entre las experiencias fue el valor de integrar los conocimientos locales en las estrategias de gestión del paisaje y dar voz y propiedad del proceso a los gestores locales de los recursos. Creemos que la integración de los conocimientos locales en nuestras prácticas es esencial para lograr la sostenibilidad en la gestión del paisaje.


Lecciones del terreno: ¿Cómo se ha manifestado la adaptación en los distintos paisajes del LFF?

EcuadorPaisajes Andinos

Durante nuestra visita de marzo (2025) a Ecuador, el equipo de Paisajes Andinos relató el enfoque que habían utilizado para apoyar la conservación comunitaria de un paisaje de páramo amenazado en la parroquia de Simiátug. En lugar de imponer un modelo de conservación predefinido, el proyecto apoyó a las partes interesadas locales en la exploración de mecanismos de gobernanza mediante visitas de intercambio y diálogos. Iniciaron un proceso en el que las comunidades visitaban a otras para aprender de sus experiencias, lo que ayudó a las comunidades objetivo de los alrededores del páramo a aprender de las suyas. Esto, a su vez, permitió a las comunidades que rodeaban los páramos objetivo identificar posibles mecanismos de gobernanza que conservaran los recursos y garantizaran los derechos. El proyecto también había invertido tiempo en fomentar la confianza entre las comunidades y el Ministerio de Medio Ambiente de Ecuador. Como resultado, las comunidades habían decidido que un mecanismo conocido como Área de Protección Hidrológica era el que mejor se adaptaba a sus necesidades y se habían unido al gobierno local y nacional, a las ONG y a la FAO en un esfuerzo de colaboración para demarcarla y desarrollarla.

Colombia – Paisajes Sostenibles

Durante una misión de aprendizaje realizada en abril de 2025 en Santa Marta, Colombia, el personal de Paisajes Sostenibles socio de INVEMAR relató su experiencia de trabajo con los pescadores de la Ciénaga Grande de Santa Marta (CGSM). En respuesta al descenso observado en la población de cangrejo azul debido a la sobrepesca, los técnicos introdujeron trampas innovadoras que incluían aberturas que permitían escapar a los cangrejos juveniles. Durante las visitas de seguimiento, los técnicos observaron que muchos pescadores habían bloqueado las aberturas y seguían capturando cangrejos independientemente de su fase de crecimiento. Como resultado, los técnicos de INVEMAR cambiaron su estrategia y pusieron en marcha un experimento participativo con los pescadores para supervisar las capturas utilizando estas trampas innovadoras. A través de este proceso, los pescadores se dieron cuenta de que concentrarse sólo en los cangrejos más grandes no disminuiría su cosecha, sino que garantizaría más cangrejos para el futuro. La aceptación de las trampas modificadas aumentó porque ahora los pescadores no sólo veían cómo funcionaban sino que también se sentían dueños de ellas, ya que era una solución que habían validado.

Brasil-Paraguay – Cerrado Resiliente

Durante nuestra visita a Paraguay en mayo de 2025, los técnicos del proyecto CERES (Cerrado Resiliente ) utilizaron un enfoque de planificación flexible que les permitió facilitar ciclos de aprendizaje iterativos con las partes interesadas de la zona de Agua Dulce alrededor del Monumento Natural Cerro Chovoreca. Las propuestas iniciales del proyecto (por ejemplo, corredores biológicos formales) habían resultado inviables debido a los intereses contrapuestos de las partes interesadas. En lugar de insistir en estas ideas originales, el proyecto pasó a centrarse en socializar la idea de la conectividad a través de mapas y del diálogo, ganando legitimidad sin resistencia. A través de este proceso, consiguieron aglutinar el interés local en torno a una estrategia para demarcar la zona de conservación del Cerro Chovoreca, lo que permitiría a los terratenientes locales aclarar también los límites de sus propiedades. Este replanteamiento ayudó a desplazar la atención de una intervención potencialmente divisiva a una visión colaborativa de la gobernanza del paisaje. La colaboración entre los organismos gubernamentales, las comunidades locales, el sector privado y las ONG dio lugar a la institucionalización de la gobernanza del paisaje en la zona fronteriza. En resumen, el aprendizaje adaptativo garantizó el progreso en un entorno políticamente delicado, ecológicamente importante y operativamente difícil.

El aprendizaje iterativo se está convirtiendo en un poderoso motor de la acción en todos los ámbitos del FPMA al permitir que los proyectos sigan siendo receptivos, adaptables y basados en las realidades locales. En lugar de basarse en planes rígidos, los equipos de proyecto adoptan enfoques flexibles y basados en la retroalimentación que les permiten aprender junto con las comunidades, ajustar las estrategias en función de las percepciones en tiempo real y cocrear soluciones que sean eficaces y legítimas a nivel local. Ya sea mediante intercambios entre iguales en Ecuador, experimentos participativos en Colombia o planificación adaptativa en Paraguay, este proceso de aprendizaje continuo está ayudando a superar los retos políticos, ecológicos y sociales, traduciendo la reflexión en avances tangibles sobre el terreno.


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Tomando al toro por los cuernos

¿Puede la Gestión Integrada de Paisajes contribuir a una ganadería sostenible, y viceversa?

En el ámbito de la Gestión Integrada del Paisaje (GIP), un problema apremiante suele ocupar el centro de atención: la deforestación. A medida que profundizamos en este problema complejo, surge una verdad contundente: la ganadería suele ser un factor significativo detrás de esta actividad.

En los últimos años, han surgido estrategias para promover alternativas sostenibles a la ganadería convencional, con el objetivo de mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático, reducir la deforestación, preservar ecosistemas vulnerables y atenuar los impactos de la producción ganadera. La consecución de estos objetivos a menudo implica promover prácticas mejoradas, implementar sistemas de monitoreo robustos, y fomentar la colaboración entre los diversos grupos de actores en el territorio. La GIP podría propiciar y favorecer a la ganadería sostenible y facilitar vías para lograr un impacto a gran escala.

En el marco del programa Paisajes para Nuestro Futuro (LFF, por sus siglas en inglés), apoyado por la UE, hay varios proyectos de GIP en América Latina que han empezado a abordar la deforestación relacionada con la producción ganadera mediante la experimentación con enfoques sostenibles para la cría de ganado. Estos incluyen el proyecto Mi Biósfera en Honduras, Cerrado Resiliente (CERES) en Brasil/Paraguay, Paisajes Resilientes en Bolivia, Paisajes Sostenibles en Colombia y Paisajes Andinos en Ecuador. De ellos, los tres primeros son los más avanzados y ofrecen lecciones para nuestro programa.

Hacia una ganadería más sostenible en los proyectos de Paisajes para Nuestro Futuro

En la última década, la ganadería sostenible ha ganado mayor visibilidad e importancia. También está convirtiéndose en un requisito cada vez más frecuente en el mercado global de carne de vacuno debido a las nuevas normativas que respaldan la transición hacia la agricultura y silvicultura sostenibles. Por ejemplo, desde junio 2023, la Unión Europea ha promulgado el Reglamento de Deforestación de la UE (EUDR), con el objetivo de reducir el impacto del mercado de la UE en la deforestación y la degradación forestal a escala mundial. El EUDR exige que los operadores y comerciantes de productos básicos clave -como el cacao, el café, el ganado, la madera y el aceite de palma- sean “libres de deforestación”. Esta transición también permitirá a los países cumplir sus compromisos de mitigación del cambio climático y conservación. Además, aunque los ganaderos no busquen posicionar sus productos en los mercados de exportación europeos u otros, la ganadería sostenible puede apoyar a los ganaderos de múltiples otras maneras.

El proyecto Mi Biósfera, que se implementa en el suroeste de la zona de amortiguamiento de la Reserva de Biósfera del Río Plátano de Honduras, encabeza activamente la adopción de tecnologías prometedoras destinadas a impulsar la transición hacia una ganadería sostenible. Es un esfuerzo colaborativo entre el Instituto de Conservación Forestal (ICF) de Honduras, la Escuela Agrícola Panamericana Zamorano y el Consorcio Mi Biósfera, integrado por FUNDER, la Universidad Nacional de Agricultura y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SERNA). Mi Biósfera está impulsando capacitaciones sobre prácticas sostenibles a aproximadamente 1000 ganaderos a través de escuelas de campo y la facilitación del acceso a tecnologías avanzadas mediante programas de financiamiento sostenible.

Por ejemplo, la participación de Redin Valecillo en Mi Biósfera ha demostrado beneficios económicos y medioambientales en su finca, Los Mangos. El proyecto introdujo un sistema de pastoreo rotativo más sostenible, permitiendo que sus suelos se recuperen y mejorando la calidad del pasto, aumentando así su valor nutricional para el ganado. La ganadería usando prácticas más sostenibles ha dado como resultado un aumento de peso y una mayor producción de leche en sus vacas, al tiempo que reduce los costos de producción. En particular, el uso de paneles solares y cercas eléctricas ha reducido aún más los gastos. La eficacia del sistema ha disminuido los requisitos de mano de obra, y la recuperación de la cobertura forestal ribereña ha mejorado la gestión del agua. La reducción del uso de pesticidas ha aumentado la biodiversidad de la finca, y la finca del Sr. Vallecillo -una de las 20 formando parte del programa piloto- está transicionando hacia una reducción de las emisiones de carbono.

El camino hacia una sostenibilidad colectiva

La GIP reconoce las interconexiones intrincadas entre los distintos grupos de actores y sus sistemas de uso de la tierra dentro de los paisajes, como los bosques, pastizales y cuerpos de agua. Adoptar un enfoque de GIP requiere reconocer la importancia de la coordinación y la colaboración entre los distintos grupos de actores con intereses diversos. Al reunir a agricultores, comunidades locales, organismos gubernamentales y organizaciones medioambientales, entre otros, la GIP facilita esfuerzos colaborativos para abordar retos complejos, tales como la deforestación, la gestión del agua o la tenencia de la tierra, al mismo tiempo que abre puertas a numerosos beneficios para el desarrollo social y económico de los agricultores y sus comunidades.

El proyecto CERESen Paraguay ilustra cómo los procesos de colaboración pueden proporcionar una plataforma común para que los grupos de actores compartan conocimientos, alineen objetivos y desarrollen estrategias coordinadas para priorizar a la conservación de los bosques y, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades de los productores, como los ganaderos. Trabajando juntos, los distintos grupos de actors en un paisaje pueden reunir recursos, aprovechar la experiencia colectiva y garantizar el monitoreo efectivo y el cumplimiento de los compromisos de deforestación cero. Al fomentar el diálogo abierto y favorecer una comprensión más profunda de las perspectivas y preocupaciones de los distintos grupos de actores, la GIP actúa como un catalizador para la coordinación multi-actor, permitiendo un esfuerzo unificado y concertado para lograr prácticas ganaderas más sostenibles.

WWF Paraguay, responsable de implementar el proyecto CERES en el paisaje del Alto Paraguay, ha logrado involucrar a ganaderos de pequeña, mediana y grande escala a través de una plataforma multi-actor que resalta los intereses compartidos entre los diferentes grupos presentes en el paisaje. Los esfuerzos de WWF Paraguay han dado lugar a una colaboración significativa entre diversos grupos de actores, centrándose en el Plan de Ordenamiento Urbano y Territorial del distrito de Bahía Negra, conocido como POUT.

La Mesa POUT se creó como plataforma multi-actor para apoyar el proceso del POUT. Facilitó el diálogo y retroalimentación de diversas entidades presentes en el paisaje, como organismos gubernamentales nacionales, el municipio de Bahía Negra, asociaciones locales y regionales ganaderas y otras asociaciones de productores, organizaciones medioambientales y sociales, grupos indígenas y ONGs, como WWF. Su participación estuvo impulsada por el deseo de que sus intereses estuvieran reflejados en el proceso final de planificación territorial.

La Mesa POUT, creada inicialmente con un objetivo específico, se ha convertido en un punto de entrada para el diálogo entre múltiples actores que antes no existía en el territorio

Valentina Bedoya, Especialista en Paisajes Sostenibles de WWF Paraguay

La Mesa POUT ha demostrado ser un mecanismo eficaz para una toma de decisiones participativa y la construcción de consenso en torno al uso de la tierra en el territorio, un tema sensible debido a que afecta a los medios de vida de la población. Sin embargo, una importante lección aprendida, como expresó Patricia Roche, Especialista de Proyectos de WWF Paraguay, es la necesidad de empoderar a las autoridades gubernamentales para liderar eficientemente estos espacios. Como subraya Roche, “es crucial que estas plataformas sean dirigidas y convocadas por autoridades locales o nacionales, ya que ciertos grupos de interés podrían considerar a las ONG internacionales como externas, con sesgos conservacionistas que podrían influir en los resultados.”

Además de su participación en la Mesa POUT, WWF Paraguay, a través de la Alianza para el Desarrollo Sostenible, ofrece asistencia técnica a los productores de ganado y establece conexiones con un mercado de ganado sostenible. CERES también les brinda asistencia en el campo para apoyar viveros de árboles de especies nativas para su uso en sistemas silvopastoriles. Además, CERES lleva a cabo actividades de gestión de incendios en el paisaje, en las cuales participan diferentes actores, incluido el sector ganadero. Como resultado, se están aplicando mejores prácticas de gestión en el territorio.

En los bosques secos chiquitanos de Bolivia, el proyecto Paisajes Resilientes, liderado por la GIZ, ha estado trabajando con pequeños y medianos productores ganaderos para ayudar a los ganaderos a mitigar y adaptarse a los efectos adversos de las sequías que afectan a la zona. Foto de GIZ/Paisajes Resilientes.

En Bolivia, otro esfuerzo de coordinación multi-actor intenta apoyar una transición hacia prácticas ganaderas sostenibles para adaptarse a los efectos del cambio climático, como la escasez de agua. En los bosques secos de la Chiquitanía boliviana, el proyecto Paisajes Resilientes, dirigido por la GIZ,, trabaja con pequeños y medianos ganaderos. En esta región, se promovieron iniciativas de agricultura sostenible, y especialmente se han impulsado acciones para mejorar la gestión de los recursos hídricos. Estos van desde la implementación de proyectos piloto hasta el apoyo en la elaboración de normativas locales y departamentales como alternativas para mitigar y adaptarse a los efectos adversos de las sequías que afectan a la zona.

Tomando al toro por los cuernos: equilibrando los compromisos y definiendo objetivos comunes

Un obstáculo importante para la adopción de prácticas sostenibles es que los productores necesitan ver un beneficio claro y tangible en la transición desde las prácticas ganaderas convencionales. Reconocer los beneficios futuros podría también implicar equilibrar las compensaciones entre los distintos grupos de interés, y definir objetivos compartidos que podrían ser difíciles de alcanzar individualmente, tales como la gestión de los incendios forestales que aborda el proyecto CERES. Al exhibir ejemplos convincentes de ganadería sostenible, como las fincas modelo de Mi Biósfera, otros ganaderos podrían motivarse para obtener resultados económicos, sociales y medioambientales positivos. De hecho, algunos ganaderos de la zona de intervención de Mi Biósfera han comenzado a atraer a otros ganaderos a adoptar enfoques agrícolas sostenibles y climáticamente inteligentes similares.