Un juego, ¡por supuesto!
Claude A. Garcia, profesor de gestión forestal internacional, dirigió una sesión poco convencional: un juego de estrategia que simulaba la cadena de suministro de la palma aceitera en Camerún. Todos los presentes en la sala tuvieron que dejar de lado sus papeles habituales e imaginarse a sí mismos como partes interesadas en este paisaje, para comprender mejor los efectos de las decisiones, los valores y las opciones, incluidas las limitaciones y consecuencias económicas, sobre los ecosistemas.
La sesión demostró cómo los juegos de estrategia de este tipo pueden ser un enfoque innovador para ayudar a las partes interesadas a anticipar mejor las pérdidas, los beneficios y la importancia de las acciones colectivas.
Desde un punto de vista crítico, estos juegos no definen cómo ganar. Más bien, los jugadores determinan cómo desean actuar dentro del paisaje común y deciden qué significa para ellos ganar:
- ¿Colaborar con la industria?
- ¿Formar un grupo cooperativo?
- ¿Colaborar en beneficio colectivo?
- ¿Dominar el mercado y prosperar?
A medida que avanzábamos en las sucesivas temporadas de cultivo y se intensificaba la presión, nos vimos obligados a reflexionar:
- ¿Qué guió sus elecciones?
- ¿Cuáles fueron las limitaciones comunes: información, tiempo, recursos?
- ¿Cuáles fueron nuestras emociones, resultados y puntos de inflexión?
- Y por último: ¿cuáles fueron nuestras lecciones para un enfoque integrado de los paisajes?
El juego hacía hincapié en las dolorosas elecciones que se manifiestan en el mundo real -cómo la dinámica social se traduce en dinámica ecológica- ¡y los resultados fueron impactantes! Personas con años de experiencia parecían llegar a nuevas conclusiones y ver las cosas de forma diferente, creando un impacto que ningún informe o informe político podría haber logrado.