El estado y la sostenibilidad del paisaje dependen de lo que hagan sus partes interesadas. la GIP Los profesionales no pueden, por tanto, evitar tener en cuenta las actividades de las partes interesadas. Los problemas que presentan los paisajes surgen de esas actividades, por lo que la aplicación de procesos que cambien los comportamientos y las prácticas de las partes interesadas es fundamental en las consideraciones de la GIP. En general, se acepta que cuanto mayor sea el nivel de compromiso de las partes interesadas, más probabilidades de éxito tendrá una intervención y más probable será que sus efectos sean sostenibles.
Los paisajes, cabe señalar, son complejos -y las partes interesadas son fuente de gran parte de esta complejidad debido a sus múltiples, y a menudo divergentes, necesidades e intereses (por ejemplo, explotar o conservar los recursos), derechos (formales y consuetudinarios) y niveles de legitimidad, dependencia de los recursos, poder e influencia (económica y política), conocimientos, preferencias y valores. Las partes interesadas suelen tener objetivos contrapuestos que requieren una mediación para equilibrar las compensaciones (si una iniciativa promueve un cambio de comportamiento) y están integrados en redes sociales, interacciones y respuestas. Si se pretende gestionar los paisajes de forma integrada, las partes interesadas y sus diversos intereses deben ser una consideración importante en el diseño de las intervenciones de la GIP.
Mensajes clave
- El compromiso de las partes interesadas es una condición previa para el éxito de la Gestión Integrada del Paisaje (la GIP). Cuanto mayor sea el nivel de compromiso, mayor será la probabilidad de éxito y sostenibilidad.
- La identificación y el análisis de las partes interesadas se complican por la diversidad entre ellas, que surge de intereses variables, diferentes tipos de conocimientos y contextos. La mayoría de los enfoques de participación, identificación y análisis de las partes interesadas tratan de revelar y comprender esta complejidad.
- El análisis de las partes interesadas es estratégico. Permite que las intervenciones determinen con quién deben comprometerse para tener éxito y qué relaciones entre las partes interesadas deben ser objeto de atención.
- La «relevancia estratégica» de las partes interesadas viene determinada por el grado en que se considera que influyen en el éxito de un proyecto.
- Suele haber intereses contrapuestos o contradictorios entre las partes interesadas, que a menudo se expresan en forma de conflicto. La presencia de conflictos entre las partes interesadas debe asumirse desde el principio y puede representar un riesgo importante para el éxito de la intervención.
- Las estrategias utilizadas para comprometerse con (y entre) las partes interesadas reflejarán su relevancia estratégica y pueden ser objeto de una lluvia de ideas y deliberaciones a través del desarrollo de una Teoría del Cambio.
- El compromiso con las partes interesadas exige el despliegue de «habilidades blandas» como la mediación, la facilitación, la convocatoria y la negociación.
- La relevancia y las relaciones de las partes interesadas cambiarán a lo largo de la intervención de un proyecto. Por ello, el análisis de las partes interesadas no se limita al inicio de una iniciativa, sino que es necesario a lo largo de toda su duración.