En el ámbito de la Gestión Integrada del Paisaje (GIP), un problema apremiante suele ocupar el centro de atención: la deforestación. A medida que profundizamos en este problema complejo, surge una verdad contundente: la ganadería suele ser un factor significativo detrás de esta actividad.
En los últimos años, han surgido estrategias para promover alternativas sostenibles a la ganadería convencional, con el objetivo de mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático, reducir la deforestación, preservar ecosistemas vulnerables y atenuar los impactos de la producción ganadera. La consecución de estos objetivos a menudo implica promover prácticas mejoradas, implementar sistemas de monitoreo robustos, y fomentar la colaboración entre los diversos grupos de actores en el territorio. La GIP podría propiciar y favorecer a la ganadería sostenible y facilitar vías para lograr un impacto a gran escala.
En el marco del programa Paisajes para Nuestro Futuro (LFF, por sus siglas en inglés), apoyado por la UE, hay varios proyectos de GIP en América Latina que han empezado a abordar la deforestación relacionada con la producción ganadera mediante la experimentación con enfoques sostenibles para la cría de ganado. Estos incluyen el proyecto Mi Biósfera en Honduras, Cerrado Resiliente (CERES) en Brasil/Paraguay, Paisajes Resilientes en Bolivia, Paisajes Sostenibles en Colombia y Paisajes Andinos en Ecuador. De ellos, los tres primeros son los más avanzados y ofrecen lecciones para nuestro programa.
Hacia una ganadería más sostenible en los proyectos de Paisajes para Nuestro Futuro
En la última década, la ganadería sostenible ha ganado mayor visibilidad e importancia. También está convirtiéndose en un requisito cada vez más frecuente en el mercado global de carne de vacuno debido a las nuevas normativas que respaldan la transición hacia la agricultura y silvicultura sostenibles. Por ejemplo, desde junio 2023, la Unión Europea ha promulgado el Reglamento de Deforestación de la UE (EUDR), con el objetivo de reducir el impacto del mercado de la UE en la deforestación y la degradación forestal a escala mundial. El EUDR exige que los operadores y comerciantes de productos básicos clave -como el cacao, el café, el ganado, la madera y el aceite de palma- sean “libres de deforestación”. Esta transición también permitirá a los países cumplir sus compromisos de mitigación del cambio climático y conservación. Además, aunque los ganaderos no busquen posicionar sus productos en los mercados de exportación europeos u otros, la ganadería sostenible puede apoyar a los ganaderos de múltiples otras maneras.
El proyecto Mi Biósfera, que se implementa en el suroeste de la zona de amortiguamiento de la Reserva de Biósfera del Río Plátano de Honduras, encabeza activamente la adopción de tecnologías prometedoras destinadas a impulsar la transición hacia una ganadería sostenible. Es un esfuerzo colaborativo entre el Instituto de Conservación Forestal (ICF) de Honduras, la Escuela Agrícola Panamericana Zamorano y el Consorcio Mi Biósfera, integrado por FUNDER, la Universidad Nacional de Agricultura y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SERNA). Mi Biósfera está impulsando capacitaciones sobre prácticas sostenibles a aproximadamente 1000 ganaderos a través de escuelas de campo y la facilitación del acceso a tecnologías avanzadas mediante programas de financiamiento sostenible.
Por ejemplo, la participación de Redin Valecillo en Mi Biósfera ha demostrado beneficios económicos y medioambientales en su finca, Los Mangos. El proyecto introdujo un sistema de pastoreo rotativo más sostenible, permitiendo que sus suelos se recuperen y mejorando la calidad del pasto, aumentando así su valor nutricional para el ganado. La ganadería usando prácticas más sostenibles ha dado como resultado un aumento de peso y una mayor producción de leche en sus vacas, al tiempo que reduce los costos de producción. En particular, el uso de paneles solares y cercas eléctricas ha reducido aún más los gastos. La eficacia del sistema ha disminuido los requisitos de mano de obra, y la recuperación de la cobertura forestal ribereña ha mejorado la gestión del agua. La reducción del uso de pesticidas ha aumentado la biodiversidad de la finca, y la finca del Sr. Vallecillo -una de las 20 formando parte del programa piloto- está transicionando hacia una reducción de las emisiones de carbono.
El camino hacia una sostenibilidad colectiva
La GIP reconoce las interconexiones intrincadas entre los distintos grupos de actores y sus sistemas de uso de la tierra dentro de los paisajes, como los bosques, pastizales y cuerpos de agua. Adoptar un enfoque de GIP requiere reconocer la importancia de la coordinación y la colaboración entre los distintos grupos de actores con intereses diversos. Al reunir a agricultores, comunidades locales, organismos gubernamentales y organizaciones medioambientales, entre otros, la GIP facilita esfuerzos colaborativos para abordar retos complejos, tales como la deforestación, la gestión del agua o la tenencia de la tierra, al mismo tiempo que abre puertas a numerosos beneficios para el desarrollo social y económico de los agricultores y sus comunidades.
El proyecto CERESen Paraguay ilustra cómo los procesos de colaboración pueden proporcionar una plataforma común para que los grupos de actores compartan conocimientos, alineen objetivos y desarrollen estrategias coordinadas para priorizar a la conservación de los bosques y, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades de los productores, como los ganaderos. Trabajando juntos, los distintos grupos de actors en un paisaje pueden reunir recursos, aprovechar la experiencia colectiva y garantizar el monitoreo efectivo y el cumplimiento de los compromisos de deforestación cero. Al fomentar el diálogo abierto y favorecer una comprensión más profunda de las perspectivas y preocupaciones de los distintos grupos de actores, la GIP actúa como un catalizador para la coordinación multi-actor, permitiendo un esfuerzo unificado y concertado para lograr prácticas ganaderas más sostenibles.
WWF Paraguay, responsable de implementar el proyecto CERES en el paisaje del Alto Paraguay, ha logrado involucrar a ganaderos de pequeña, mediana y grande escala a través de una plataforma multi-actor que resalta los intereses compartidos entre los diferentes grupos presentes en el paisaje. Los esfuerzos de WWF Paraguay han dado lugar a una colaboración significativa entre diversos grupos de actores, centrándose en el Plan de Ordenamiento Urbano y Territorial del distrito de Bahía Negra, conocido como POUT.
La Mesa POUT se creó como plataforma multi-actor para apoyar el proceso del POUT. Facilitó el diálogo y retroalimentación de diversas entidades presentes en el paisaje, como organismos gubernamentales nacionales, el municipio de Bahía Negra, asociaciones locales y regionales ganaderas y otras asociaciones de productores, organizaciones medioambientales y sociales, grupos indígenas y ONGs, como WWF. Su participación estuvo impulsada por el deseo de que sus intereses estuvieran reflejados en el proceso final de planificación territorial.
La Mesa POUT, creada inicialmente con un objetivo específico, se ha convertido en un punto de entrada para el diálogo entre múltiples actores que antes no existía en el territorio
Valentina Bedoya, Especialista en Paisajes Sostenibles de WWF Paraguay
La Mesa POUT ha demostrado ser un mecanismo eficaz para una toma de decisiones participativa y la construcción de consenso en torno al uso de la tierra en el territorio, un tema sensible debido a que afecta a los medios de vida de la población. Sin embargo, una importante lección aprendida, como expresó Patricia Roche, Especialista de Proyectos de WWF Paraguay, es la necesidad de empoderar a las autoridades gubernamentales para liderar eficientemente estos espacios. Como subraya Roche, “es crucial que estas plataformas sean dirigidas y convocadas por autoridades locales o nacionales, ya que ciertos grupos de interés podrían considerar a las ONG internacionales como externas, con sesgos conservacionistas que podrían influir en los resultados.”
Además de su participación en la Mesa POUT, WWF Paraguay, a través de la Alianza para el Desarrollo Sostenible, ofrece asistencia técnica a los productores de ganado y establece conexiones con un mercado de ganado sostenible. CERES también les brinda asistencia en el campo para apoyar viveros de árboles de especies nativas para su uso en sistemas silvopastoriles. Además, CERES lleva a cabo actividades de gestión de incendios en el paisaje, en las cuales participan diferentes actores, incluido el sector ganadero. Como resultado, se están aplicando mejores prácticas de gestión en el territorio.
En Bolivia, otro esfuerzo de coordinación multi-actor intenta apoyar una transición hacia prácticas ganaderas sostenibles para adaptarse a los efectos del cambio climático, como la escasez de agua. En los bosques secos de la Chiquitanía boliviana, el proyecto Paisajes Resilientes, dirigido por la GIZ,, trabaja con pequeños y medianos ganaderos. En esta región, se promovieron iniciativas de agricultura sostenible, y especialmente se han impulsado acciones para mejorar la gestión de los recursos hídricos. Estos van desde la implementación de proyectos piloto hasta el apoyo en la elaboración de normativas locales y departamentales como alternativas para mitigar y adaptarse a los efectos adversos de las sequías que afectan a la zona.
Tomando al toro por los cuernos: equilibrando los compromisos y definiendo objetivos comunes
Un obstáculo importante para la adopción de prácticas sostenibles es que los productores necesitan ver un beneficio claro y tangible en la transición desde las prácticas ganaderas convencionales. Reconocer los beneficios futuros podría también implicar equilibrar las compensaciones entre los distintos grupos de interés, y definir objetivos compartidos que podrían ser difíciles de alcanzar individualmente, tales como la gestión de los incendios forestales que aborda el proyecto CERES. Al exhibir ejemplos convincentes de ganadería sostenible, como las fincas modelo de Mi Biósfera, otros ganaderos podrían motivarse para obtener resultados económicos, sociales y medioambientales positivos. De hecho, algunos ganaderos de la zona de intervención de Mi Biósfera han comenzado a atraer a otros ganaderos a adoptar enfoques agrícolas sostenibles y climáticamente inteligentes similares.