
Las estrategias de producción ganadera móvil son teóricamente coherentes con las actividades basadas en la vida salvaje y pueden presentar una solución beneficiosa tanto para la conservación como para el desarrollo. Los autores exploran el éxito y los fracasos de los intentos evolutivos de Enonkishu para lograrlo: abordando la crítica al sector de la conservación de que no aprende de sus errores.
Constatan que Enonkishu ha tenido considerables resultados positivos en materia de conservación, impidiendo la continua invasión de tierras de cultivo y manteniendo y mejorando la salud de los pastizales en relación con la zona circundante, al tiempo que mantiene poblaciones diversas y numerosas de animales salvajes y ganado.
El aprendizaje de ciertas empresas que fracasaron, sobre todo en materia de ganadería, ha creado instituciones y una gobernanza que, aunque aún están evolucionando, son más sólidas y relevantes para los miembros de las zonas de conservación, al ser fluidas e inclusivas.
Implicaciones prácticas: Las diversas fuentes de ingresos (más allá del turismo, incluyendo una urbanización residencial, una empresa ganadera y la filantropía) permitieron a Enonkishu resistir las presiones de COVID-19. La ganadería es crucial para definir la visión de la zona de conservación, así como las instituciones y la gobernanza que la sustentan.