



La gestión integrada del paisaje (GIP) exige algo más que soluciones técnicas: requiere comprender la dinámica social, las compensaciones y las tensiones en la toma de decisiones.
Esto es lo que exploramos con BirdLife International y Oikos – Cooperação e Desenvolvimento, jugando a Dukunu Mole – Colaborar para sobrevivir durante nuestra misión de aprendizaje al proyecto Paisajes para nuestro futuro de Santo Tomé y Príncipe el mes pasado.
Dukunu Mole, un juego serios desarrollado por Claude A. Garcia (CIRAD & ETH Zürich), LEAF y otros, simula un paisaje disputado y ofrece ideas sobre cómo las comunidades pueden colaborar e integrarse, algo esencial para los pequeños estados insulares como Santo Tomé y Príncipe, donde la competencia espacial es explícita.
El papel de los juegos serios en la gestión del paisaje
Los juegos serios desafían las visiones del mundo y ofrecen la oportunidad de un diálogo estructurado para afrontar y navegar por transiciones complejas.
Son juegos construidos y diseñados para abordar «problemas perversos». El interés por estos juegos serios para su uso en la investigación y el desarrollo relacionados con la planificación y las políticas ha ido creciendo desde hace algún tiempo. La denominación de ‘perversos’ puede utilizarse ampliamente para describir cuestiones de nuestro tiempo, en una era de complejidad, se trata de cuestiones que:
- son de naturaleza social o cultural
- implicar a múltiples partes interesadas
- tienen factores interconectados, lo que dificulta su definición o solución
- tienen numerosas soluciones o enfoques potenciales
Otro aspecto común es que abordar los problemas perversos requerirá experimentación, sin «tiros libres»: cada movimiento tiene consecuencias y no existe una fórmula definitiva. Así pues, el contexto de los problemas perversos es complejo y hay mucho en juego; cada solución debe ser adaptativa o debe invertir en un proceso iterativo que fomente una cultura del aprendizaje.
A nosotros nos suena a ILM.
Revisitando el topo Dukunu
El juego empareja a los participantes para que contemplen el futuro de la isla a través de cuatro rondas explícitas de toma de decisiones. En cada intervalo de 10 años o 10 décadas, cada equipo se ve obligado a decidir cómo alimentar, educar y alojar a una población creciente en una isla finita con recursos limitados. Existen diversas oportunidades para generar ingresos, como invertir en agricultura, silvicultura, producción de cacao o caza, cada una de las cuales conlleva su propio riesgo. La elección de colaborar o avanzar en solitario depende de cada equipo.
A lo largo de la secuencia de rondas, surgieron algunas reflexiones:
🔹 El poder de las instituciones sociales
Los acuerdos informales de la comunidad sobre el uso de los recursos suelen regular los paisajes con más eficacia que la supervisión formal. En Dukunu Mole, la presión para no deforestar dentro del parque nacional se debió más a la fuerza de las relaciones sociales con los miembros de la comunidad y a las posibles consecuencias que a las multas o a la aplicación de la ley por parte del gobierno.
🤔 ¿Estamos aprovechando suficientemente la gobernanza impulsada por la comunidad?
🔹 Colaboración frente a competencia
El juego revela que mientras que las ganancias a corto plazo proceden de la competencia, la resistencia a largo plazo depende de la cooperación. A medida que avanza cada década, se hace sentir a los equipos lo precario de su situación: una mala temporada de caza o una cosecha limitada podrían echar por tierra décadas de progreso. En estos momentos de apuro, unas relaciones sólidas y el intercambio de recursos podrían significar la supervivencia.
🤔 ¿Cómo podemos fomentar la colaboración en entornos reales?
🔹 El juego termina, el pensamiento continúa
A medida que avanzábamos ronda a ronda, surgieron ideas y preguntas. Los participantes entablaron después una ronda abierta de diálogo, en la que hicieron un debriefing sobre sus reflexiones y lo que les había sorprendido de cómo habían jugado. El consenso fue que, durante la partida, habían sentido fuertemente la necesidad de sobrevivir: el juego impone la urgencia y la escasez de recursos. Sin embargo, al reflexionar sobre ello, los modelos mentales utilizados por cada equipo para dictar cómo se tomaban las decisiones habían estado más ocultos de lo que esperábamos; en ocasiones, los propios participantes habían estado ciegos ante ellos y habían tomado decisiones instintivas que más tarde les sorprendieron. El juego facilitó el aprendizaje sobre el sistema en cuestión y la autorreflexión sobre las propias creencias, valores y procesos de toma de decisiones.
Resumen
Los problemas perversos de nuestro tiempo -pensemos en el cambio climático, la pobreza y la pérdida de biodiversidad- son complejos, impredecibles y están conformados por innumerables interacciones con valores que no siempre son de naturaleza local. La planificación y el control tradicionales suelen fallar en estos sistemas dinámicos. En su lugar, debemos adoptar nuevos paradigmas de toma de decisiones. Los juegos serios ofrecen una forma poderosa de explorar escenarios futuros, desafiar suposiciones y probar estrategias antes de implementarlas en el mundo real.
Preguntas de reflexión
- ¿Cómo pueden ayudarnos los juegos serios a derribar las barreras a la colaboración en la gestión del paisaje?
- ¿Qué estructuras informales de gobernanza existen en nuestros paisajes y cómo podemos reforzarlas?
- ¿Cómo equilibramos la competencia y la cooperación para garantizar la sostenibilidad a largo plazo?